viernes, 14 de junio de 2024

Síntesis de "La España Primitiva"


Síntesis de “La España Primitiva”

Se puede afirmar que la Península Ibérica estaba poblada por pueblos autóctonos cuya lengua, al llegar los romanos, ya había sido influida por la de otros pueblos invasores: fenicios, cartagineses y griegos.

Al comienzo de los tiempos históricos, pueblos con un idioma común que sobrevive en el vasco actual se hallaban establecidos a ambos lados del Pirineo. Por la costa de Levante y regiones vecinas se extendía la cultura de los íberos, de origen probablemente norteafricano (de ellos proviene el nombre de Iberia). La actual baja Andalucía y el sur de Portugal fueron asiento de la civilización de los tartesios. Dos pueblos navegantes del Mediterráneo oriental: fenicios y griegos se disputaron el predominio en la región tartesia. La pugna, que acabó con la desaparición de las factorías griegas, barridas por los cartagineses, herederos de los fenicios, debió de acarrear la ruina de Tartesios. Los fenicios fundaron Cádiz y Málaga.

Más tarde, los cartagineses fundaron la nueva Cartago (Cartagena), capital de sus dominios en España. De ellos se dice que deriva el nombre de Hispania (España).

Los griegos, desterrados del sur, prosiguieron en Levante, fundando algunas colonias: Lucentum (Alicante), Emporion (Ampurias). Después fue otra invasión de procedencia continental, la de los celtas. Se dividieron en cinco ramas: los lusitanos y gallegos, situados en el oeste, en el sur y norte respectivamente, y los ligures, astures y cantábros, que se instalaron sobre las costas del mar Cantábrico. Mezclados con los íberios, pueblo que contuvo en el centro su penetración, contribuyeron el grupo denominado Celtíbero. En el siglo IV a.C. la zona central de España estaba ocupada por este nuevo pueblo, mientras que en el norte y en el sur seguían dominando los celtas e íberos.

Los diversos pueblos que habitaron el territorio de la España primitiva nunca llegaron a construir un estado. Permanecieron divididos entre ellos, con costumbres e instituciones diferentes.

La cultura de esta época fue notablemente influida por los colonizadores fenicios, griegos y cartaginenses. Por eso, los pobladores de la región sudoriental muestran rasgos culturales muy distintos a los que poseen los habitantes del interior, que vivieron alejados de esas influencias.

Los fenicios impulsaron la industria y el comercio. Los griegos gravitaron enormemente en el aspecto cultural y artístico. El arte ibérico alcanzó un brillantísimo florecimiento en contacto con las civilizaciones oriental y griega: dándole un nuevo sentido y caracteres propios.

 

La Conquista Romana de España

Se considera que con la ocupación romana empieza propiamente la historia de España. Cuando los romanos terminaron la unificación de Italia, iniciaron una campaña de expansión marítima, que origina la rivalidad con Cartago, la cual dio lugar a una gran lucha conocida como Guerras Púnicas.

Hubo tres Guerras Púnicas, en la que Roma resultó vendedora y al termino de ellas, Cartago fue destruida definitivamente. Al concluir la segunda guerra, los romanos consideraban a España dividida en dos grandes regiones: la España Citerior, que comprendía toda la zona mediterránea hasta el Ebro, propiedad que los cartagineses debieron ceder, y la España Ulterior, que abarcaba todo el resto de la Península. La conquista de esta última región obligó a los romanos a emprender una larga y difícil campaña, ya que las tribus que habitaban el centro y norte de España defendieron heroicamente su independencia. Se inició a comienzos del siglo III a.C. y luego de doscientos años de lucha continua, los romanos consolidaron su hegemonía sobre la Península. Recién en el año 19 a.C. España quedó definitivamente pacificada.

La primitiva Roma se había engrandecido gracias a virtudes supremas: como pueblo de agricultores y soldados, poseía un sentido de dominio, que le abrió el camino para cumplir su excelsa misión histórica. La cultura romana traía el concepto de la ley y la ciudadanía. El sentido práctico de los romanos los hizo maestros en la administración, el derecho y las obras públicas. Roma sentó la base de las legislaciones occidentales.

España fue la tierra que más pronto se latinizó. Al ser incorporada al vasto imperio se unifica y queda inscripta en la civilización mediterránea. Rápidamente adoptan las costumbres, la lengua, se propagan sus instituciones, y se produce la unificación política y jurídica en torno al Derecho Romano (código que determina la estructura de la familia, la propiedad, la herencia, el régimen económico), promoviendo toda clase de adelantos materiales. La ocupación romana desprendió a la Península de África hacia Europa, hizo de un pueblo semibárbaro, casi nómade, una nación en el sentido europea de la palabra.

Con la civilización romana se impuso la lengua latina. Su difusión se dio gracias a el carácter de idioma oficial, la acción de la escuela, la superioridad cultural y la conveniencia de emplear un instrumento expresivo común a todo el Imperio. Al final llegó la latinización completa.

La lengua latina presentaba dos variedades fundamentales: lengua literaria y lengua coloquial. Esta última, generalmente conocida como latín vulgar, era la lengua hablada cotidianamente por el pueblo.

 

Decadencia del Imperio Romano – Los Pueblos Germánicos

Con Trajano, en el año 107 después de Cristo, el Imperio Romano llega a su máxima extensión territorial. En los dos siglos sucesivos, empieza un movimiento de descentralización política y económica. En consecuencia, sucede la decadencia del prestigio de Italia y de Roma en el Imperio.

Para la defensa de sus fronteras, el Imperio necesita un número cada vez mayor de soldados y hasta los extranjeros comienzan a integrar las filas de las legiones y adquieren ciudadanía romana.

Por otro lado, las provincias (particularmente Hispania y Galia) adquieren mayor importancia económica, por ser más ricas que Italia. De esta manera, las prerrogativas y el prestigio de Roma en el Imperio disminuyen cada vez más. Roma no es más que el lugar de residencia de los emperadores.

En el año 257 d.C., los godos ocupan Dacia, lo que sería la primera pérdida territorial del Imperio. Luego, mientras los germanos presionan las fronteras, Diocleciano se asocia a Maximiano, al darse cuenta de que era imposible una administración única para el país tan extenso. Son dos emperadores y cada uno de ellos es asistido por un césar.

En el 324, Constantino restaura la autocracia imperial. Pero el Occidente va perdiendo cada año nuevos territorios ante los germanos, hasta que en el año 476 los últimos restos libres del Imperio y la misma ciudad de Roma caen en el poder de una población germana.

Formación de las Lenguas Romances

Mientras el Imperio Romano se mantuvo poderoso e intacto, a su unidad política correspondió la unidad lingüística; la única lengua que se empleaba era el latín vulgar. Con la invasión bárbara se rompe la unidad política. Los caminos construidos por los romanos son abandonados y las provincias pierden el contacto entres sí. A eso se suman las diferencias entre los hombres que se derraman por el Imperio.

-        los Ostrogodos se hicieron dueños de Italia.

-        los Francos se establecieron en la antigua Galia.

-        los Angles y Sajones ocuparon las islas de Gran Bretaña.

-        los Visigodos en la Península Ibérica, donde lograron someter a los Suevos, Silingos, Alanos y Vándalos.

-        Los Vándalos y Silingos mantuvieron su reinado en el norte de África.

La cultura de los conquistadores es inferior a la de los conquistados por lo que, generalmente, no logran imponer su idioma. Al interrumpirse las comunicaciones las diferencias van haciéndose cada vez mayores. Llega un momento en que, de una sola lengua madre han nacido varias lenguas hermanas entre sí. Estas son las lenguas llamadas romances, enumeradas de Oriente a Occidente:

-        el rumano: hablado en la antigua Dacia (Rumania).

-        el dalmático: lengua muerta hablada antiguamente en las costas de Dalmacia.

-        el retoromano: hablado en la antigua Retia (parte de Suiza y de Italia).

-        el italiano: hablado en Italia.

-        el sardo: hablado en Cerdeña.

-        el francés y el provenzal: hablado en la antigua Galia.

-        el portugués, el catalán y el castellano: hablado en la antigua Hispania.

Todas estas son continuación del latín vulgar.

 

Los Visigodos en España

Con la invasión de los alanos, suevos, silingos y vándalos, el territorio de España quedó en su mayor parte en poder de los bárbaros. Sin embargo, los hispanorromanos lograron conservar fortalezas hasta la llega de los visigodos (año 414) al mando de Ataulfo.

España fue conquistada, pero no germanizada. Los visigodos dejaron influencia superficial debido a la completa y profunda romanización de España. Lingüísticamente, las palabras germanas se adaptaron a la fonética hispánica y luego evolucionaron como todas las palabras del latín vulgar.

Decadencia de la monarquía visigoda: amenazada por la expansión islámica, la Europa occidental a principios del siglo VIII, era una comarca salvaje, donde acababan de corromperse los últimos vestigios de la cultura antigua, y donde la religión cristiana estaba deformada por la superstición.

 

La Influencia Islámica

Establecidos en el norte de África, los árabes efectuaron repetidos e infructuosos intentos para invadir la península.

Rodrigo, el rey visigodo,  fue derrotado y muerto en la batalla. Sucesivos contingentes musulmanes penetraron en la península, que no tardó en ser dominada, obligando a los cristianos a refugiarse en el noroeste del territorio.

Los invasores se mostraron tolerantes con los hispanorromanos y visigodos que habitaban en la península, por lo que gran parte de la población regresó a las tierras ocupadas y convivió con los conquistadores. Podemos decir que la llegada árabe divide el mundo cultural en dos, dejando en el sur el mundo islámico y en el norte el mundo cristiano. Pero sobre la línea fronteriza se asientan los llamados hombres libres, estos van tomando tierras y repoblando zonas.

Si bien los musulmanes no llegaron a imponer su lengua, lograron vitalizar considerablemente el español naciente con un léxico amplísimo. Por otro lado, gran cantidad de palabras castellanas que comienzan con “a” o con “al” son de origen árabe, como aljibe o albañil.

Cultivaron todos los géneros de la literatura, es más, gracias a su imaginación, favorecieron  la literatura narrativa. Aficionados a los relatos fantásticos, coleccionaron fábulas y cuentos.

 

La Reconquista de España

En el norte, se inicia la resistencia cristiana contra el poder musulmán. Una figura no bien conocida, Pelayo, vence a los moros en la batalla de Covadonga (año 718). Funda el reino de Asturias, que, luego, se convierte en el de León.

A comienzos del siglo XIII, la campaña por la reconquista había recuperado muchos territorios. A fines del siglo XIII, la península estaba dividida en cuatro reinos cristianos: Castilla, Aragón, Navarra y Portugal, destacándose por su extensión territorial, los dos primeros.

El reinado de Alfonso X cultivó casi todas las ramas del saber humano. Afianzó las conquistas logradas por su padre y tomó nuevamente la ciudad que había caído en poder de musulmanes sublevados. La ciudad de Toledo se convirtió en un centro cultural, donde se dirigían estudiosos de todo Europa a ampliar y perfeccionar sus conocimientos.

 

Triunfo del Castellano

El castellano logró ser heredero de Roma al hacer “renacer su misión unificadora e imperial”. Hablado en Castilla, reino que avanzaba liberador y guerrero triunfal.

Durante la Edad Media, el latín dejó de ser hablado y entendido por el pueblo. El latín español intensificó sus rasgos ibéricos, entremezclándose con arabismos y galicismos. Recién en el siglo XIV, el castellano comenzó a adquirir una mayor conciencia unitaria, buscando parecerse a su lengua materna.

La evolución normal del castellano sufrió una influencia cultista; frente al clérigo medieval y su latín de misa, surgió un humanista en las cortes de principescas con el ansia de transformar la lengua vulgar en clásica. Tal exageración produjo, a fines del siglo XV, una reacción en la corte de los Reyes Católicos.

En torno a 1492, el castellano encuentra su fórmula apta para la unidad y expansión, afirmado en lo popular, pero dentro de un cuadro idealista y normativo, soñando con ser la lengua imperial del mundo.

Antonio de Nebrija ofrece a la Reina Isabel en 1492, la primera gramática española, junto con unas palabras.

En el siglo XVI se fija la fonética que todavía hablamos: desaparición de la h aspirada, la ç hecha z o c, la s y la x hechas j.

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