miércoles, 10 de julio de 2024

Entrevista a Lydia Carreras de Sosa

Página 1             LITERATURA      04/07/2024


        Lydia Carreras de Sosa

¨El texto de El atajo desborda violencia, violación y desgracia¨

Una entrevista realizada por los alumnos de Nuestra Señora de Las Nieves para conocer su historia y centrarnos en su novela.  


- ¿De dónde surgió la idea de ser escritora?

- Surgió de cuando la primera de mis hijas se casó. Y entonces yo sentí como que la cosa se clarificaba. A pesar de que tenía todavía más hijos en casa, ¿no? Pero yo sentí que tenía un poco más de tiempo libre. Me recomendaron una profesora de literatura que daba cursos de escritura. Entonces fui. Ella me dio una tarea, estuvimos leyendo algunas cosas, algunos autores importantes que yo nunca había leído y cuando yo llevé la primera tarea hecha, como que me dice: "para la próxima clase hace una composición". Yo la lleve y ella la leyó y me dijo: "pero vos ya sos una escritora". Y yo me lo creí. Eso fue lo que pasó. Yo me lo creí y entonces dijo: "vamos a hacer un intento de publicar en revistas locales de acá de Rosario. Yo te voy a decir a donde hay un concurso, donde se abre una puerta para que vos intentes”. Ahí surgió la idea. Creo que todavía funciona acá una revista que se hace muy artesanalmente y que tiene que ver con la escritura, con la poesía. Yo les mandé una carta y les pregunté si me aceptarían publicar algo. Y dijeron: “bueno, si es bueno, vamos a ver, lo leemos y revisamos". Y me lo publicaron, enseguida. Y entonces yo creí, creí que el camino era fácil.

A partir de nuestra lectura de El atajo, ¿conociste a la "Candela real"? ¿De qué manera fue que llegó la historia a vos?

- La historia es verídica, desde el principio al final, no está cambiado nada. El final es exactamente ese, a pesar de que hay un final abierto porque uno nunca sabe qué es de la vida de esas personas ¿verdad? Tengo una amiga mía, mi mejor amiga, trabaja en cárceles de mujeres. O sea, que se dedica a tratar más finito el tema del género y ella me contó esta historia porque ella va a distintas cárceles tanto de acá de Rosario como de otras. Habla mucho sobre esto, escribe, publicó mucho sobre esto. Habla, escribe y publicó mucho sobre esto. Entonces ya estamos muy en contacto con este aspecto miserable de la pobreza, podríamos decir. Entonces me contó la historia y a mí me pareció que podía ser una buena novela. Me pareció. Es un tema muy difícil de tratar para no caer en estereotipos. Es fácil caer en estereotipos y decís, bueno si sos pobre, no tenes ninguna alternativa más que venderte, alquilarte, como mujer, como hombre también, porque la prostitución masculina también existe. Pero el estereotipo es la mujer prostituta. 

¿Cuánto tiempo te llevo la investigación previa a la escritura de la novela?

- Yo voy investigando y escribiendo al mismo tiempo. No es que yo me siento a investigar nada más porque es una tarea árida. Pero voy armando la historia y en mis apuntes voy marcando donde hay algo que investigar.  Hay todo un protocolo acá. Cuando yo hablo del atajo, el atajo existe. Es real. Existe. Y lo saben todos, lo sabe gendarmería, migración, lo sabe todo el mundo. O sea, yo tengo que averiguar dónde está el atajo. Después tengo que averiguar cuántos kilómetros hay de São Gabriel hasta a donde va y en cuanto tiempo se hace en un camión. Por eso yo pongo detalles que me los puedo inventar, obviamente, pero debo saber primero, antes de ponerme a inventar. Porque si no cualquiera puede decir: "no, es mentira, si mi abuelo es camionero y eso se hace en 15 minutos, ¿cómo va a tardar 18 horas?", por ejemplo. Entonces le presto mucha atención a eso, pero voy investigando en la misma medida en la que voy produciendo y armando la novela.

- Claro. Cuando escribís los textos, ¿estás pensando en este público lector, en los adolescentes? ¿cuál es el mensaje que querías dar con El atajo?

- ¿Mensaje? En realidad, cuando yo escribo, nunca quiero dejar ningún mensaje, pero si algo hubiera que sacar de acá es como, no hay verdades absolutas, no hay blancos ni negros. Hay grises de todos los colores, de todos los grises que se les puedan ocurrir, el más cercano al blanco y el que es casi negro. Porque eso vale, vale para las víctimas y vale para los victimarios. Vale para la ley, también. Fíjense que el comisario sabe que algo está ocurriendo ahí, lo sabe perfectamente. Pero ha llegado a una edad de su vida en la que lo acepta para no crear más problemas, lo acepta para poder seguir trabajando en eso. (tose) Y no aspira de ninguna manera a obtener un 100% de buenas soluciones. Él va a salvar a una y ¿hay más? Si, hay más, claro que hay más. Y ¿las tendría que salvar? Claro que las tendría que salvar, pero no va a poder. Entonces se dedica y pone todas sus fuerzas, todo el presupuesto de gente, manda autos, paga lo que hay que pagar, para que se encuentren. ¿Dónde? En un atajo. ¿Va a hacer la denuncia? No, no hay denuncia. ¿Para qué va a hacer la denuncia? Entonces ¿eso es justicia? No, pero ¿quién está hablando de justicia en este momento, en esta historia? Nadie. ¿Cuál es el propósito? Salvar una vida y que esa chica no envejezca prostituyéndose hasta que alguien la tire en una zanja. (toma agua)

- De hecho, una de las cosas que más llamó la atención, por un lado, lo tomaron como un hecho positivo, lo aclaramos de ante mano, fue el hecho de que no se cuenten los detalles de esos ocho meses que Candela está adaptada. Entonces, si tuvieras que reescribir esa parte, ¿agregarías alguna descripción más?, ¿algún dato más?, ¿cambiarías algo o lo seguirías manteniendo así para no contar y dejar que el lector sepa que la tortura fue sistemáticamente la misma?

- Podría agregar algo. A mí me da la sensación de que cuento bastante. Cuento que ella es trasladada de un establecimiento a otro, ese nombre de fantasía que le dan. Cuento que estaban viviendo en lugares donde apenas si comían y comían sin horarios, cuando les daban de comer, nada más. No era almuerzo, ni cena, ni desayuno. Les daban de comer para mantenerlas vivas nada más. Cuento las palizas y cuantos hombres tenían que atender por día. Cuento los castigos físicos a los que se exponían si alguna rompía una regla. Y finalmente cuanto la experiencia con el camionero que tampoco se salvó de esa situación. Ella simplemente llegó a un borde y nada, desbordó. Pero primero se acostó con el camionero. Podría haber agregado alguna media página más quizás, un poco, una vuelta de tuerca, pero no mucho más. Me parece que el texto así como está desborda violencia, violación y desgracia. Así que, si acaso yo pudiera reescribir, agregaría muy poco más, como una vuelta de tuerca, pero no extendiéndome en la miseria de diez violaciones por día, por ejemplo, porque no va por ahí la historia.

¿Qué desafíos, si es que hubo, se te presentaron a la hora de la escritura de esta novela? ¿Cómo los abordaste?

- El desafío fue que es un tema difícil. En realidad, yo abordó temas difíciles, vamos a decir casi todas las novelas que escribo son temas difíciles. Entonces una de las preguntas que me hago es ¿quién quiere hablar de esto? En mi casa, por ejemplo, cuando yo era chica o joven y aun cuando fui un poco más mayor, el tema de la prostitución era un tema que no se trataba. Existía, estaba, porque todos sabíamos cuáles eran los barrios de prostíbulos. No estaban lejos de nuestras casas porque algunos eran casas nomas. Con muchas habitaciones. Eran, pero no se hablaba de eso porque la prostitución era un tema oculto, permitido, incluso, saludable. Porque eso favorecía que los hombres pudieran ir a un lugar en donde satisfacían sus necesidades, así se decía antes. Entonces era bueno porque si no ¿qué iba a hacer la humanidad con un montón de hombres andando por la calle sin tener contacto con mujeres? en el caso de los hombres solteros, por supuesto. Entonces este es un tema del que poco se habla. Ahora todavía se está discutiendo si las mujeres tienen derecho o no de vender su cuerpo. En algunas partes de Europa perfectamente la prostitución es una cosa legal y todo el mundo tiene derecho a ejercerla. Pero se castiga al cliente, o sea, todavía no se ha llegado en un nivel humano, universal, a decidir quién es culpable y a quién le vamos a endilgar el "ilegal". El hombre por buscar, la mujer por ofrecer y ¿si yo quiero? y ¿si están los dos de acuerdo? tiene un montón de costados esto. Entonces yo pensé que era un tema difícil, que podía ser que la novela no le interesara a nadie, no se vendiera nunca. Entonces, al escribir, yo tengo muchas ganas de escribir siempre pero también tengo que elegir. ¿Quién va a leer esto? ¿Lo van a leer en la escuela secundaria? Ah.

¿Tenes alguna forma de saber cuál es el alcance que tuvo o tiene esta novela en Rosario?

- Yo no tengo idea de cuántas escuelas lo leen. Mi única manera de medir es cuantas escuelas me llaman, cuantos profesores/docentes se ponen en contacto conmigo y me dicen: "tengo un grupo de gente que acaba de leer este libro". Yo sé que hay varios porque el promotor de la editorial de Edelvives trabaja muy en contacto conmigo entonces dice: "me pidieron tu libro de tal escuela, tal escuela y tal escuela". Alguna de esas tales escuelas quizás se ponga en contacto conmigo y me inviten a charlar. Esa es mi medida.

- Por otro lado, el libro al haber sido publicado en el 2021, que es un año todavía complejo para nuestro país por el tema de la pandemia, ¿tuvo la difusión necesaria en ese momento o fue posterior?

- La pandemia tuvo sus problemas porque todo el mundo cerró. Si, definitivamente afectó. Yo tuve dos libros, este fue uno, pero hubo también anterior de otra editorial que se presentó en Buenos Aires, una semana antes de que todo cerrara, de que todo colapsará y si, exactamente, así como el almacén de la esquina de mi casa empezó a vender menos y la boutique cerró. Pues nada, todo lo que tenía que ver con la editorial, la promoción y la visita en las escuelas, los niños vaciaron las escuelas. Y sí. No pudo menos que afectar, claro.

En este momento, ¿estás en un proceso de escritura? ¿Nos podes contar algo al respecto?

- Si, estoy trabajando, en realidad, está casi escrita. Estoy trabajando con mi editora y estamos dándole el último acomodé a esta nueva historia. Esta nueva historia trata sobre (tose) una persona que tiene la capacidad de ver. Ver cosas que los demás no ven. Como si hubiera ahí en ese salón donde están ustedes, alguien más, pero ustedes no lo ven. Hay alguien que a lo que mejor si lo ve, porque tiene percepciones especiales (tose nuevamente). Alguien que cruza el salón, abre la puerta y sale o atraviesa la pared. Gente con percepciones especiales que oye, ve, escucha, percibe, lo que no está a la vista de los 5 sentidos.

- Una propuesta muy interesante. ¿Ya tenemos título o todavía no?

- Si, se llama La niña del pasillo.

- Hablando de eso, ¿tenes algún texto que no hayas dado a la publicación?

No, no, no, ja. Por suerte, no. Todo lo que hago, lo escribo (riendo). Si, a veces empiezo cosas que no puedo terminar porque no le encuentro la vuelta, pero entonces no tengo el texto escrito, tengo algo que está comenzado, un proyecto sin terminar. Eso a veces ocurre. Hay que esperar un poco que la historia se termine de concretar y se arme en mi cabeza y entonces llevará su tiempo.

- ¿Qué consejo le darías a los jóvenes escritores que están empezando y buscan encontrar su voz en el mundo literario?

- Para empezar esto no es una carrera, no hay ninguna universidad que te dé la posibilidad de estudiar la carrera. Hay algunas carreras afines, pero lo más importante acá es leer. Y lo otro, es que si uno siente que la cosa va por la escritura yo buscaría talleres de literatura, de escritura. Yo trabajé con talleres donde yo era la única alumna, yo era un grupo de 10. Trabaje con gente muy conocida, con gente grosa. Hice muchos talleres y de todos aprendí. De todos. Así que, para mí, es la lectura y los talleres porque uno sigue aprendiendo todo y después intenten con los concursos, son gratis los concursos (sonríe)

- Por último, ¿sentís algún tipo de presión al dirigir sus novelas a un público adolescente por la diferencia de edad que puedan tener o lo tomas con total tranquilidad?

- Es una buena pregunta. Cuando yo empecé a escribir y a ganar premios, en realidad, no pensaba que estaba escribiendo para, excepto una vez, una vez, que aparecía un aviso en la secretaria de cultura de acá de Rosario, donde se estaba buscando un cuentito que tuviera 3 páginas, determinado número de caracteres y que fuera para una edad de de 11 años, una cosa así. Entonces fue la única vez en que yo, en mis comienzos, dije de 10 a 11 años, ¿cómo hablan los chicos de 10 a 11? Todavía no tenía nietos, ¿cómo hablan? Y encontré la voz. Naturalmente. Ahí sí, yo estaba enfocada en que los chicos que iban a leer ese cuentito tuvieran de 10 a 11. Después no le preste atención a eso, pero a medida que me empecé a meter con editoriales y tuve mi propia editora, ahí ya la cosa empezó a estar como ahora. Si, estoy muy, muy consciente. Muy consciente. De como hablan los personajes, de cómo hablan los chicos. Yo tengo una nieta, tengo nietos de todas las edades, ¿no? Escribo para adolescentes, llamo a uno y le digo: "léeme esta página y decime si estás escuchando a alguien de tu edad". Entonces, van leyendo, van leyendo y dice: "no, esta no. Así no hablamos, no. El "boluda" sacalo de acá y ponelo acá abajo". Y me van como que armando. Yo les hago caso. Les hago caso porque siempre tienen razón. Así que si, soy muy consciente de eso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entrevista a Lydia Carreras de Sosa

Página 1               LITERATURA       04/07/2024         Lydia Carreras de Sosa ¨ El texto de El atajo desborda violencia, violación y de...