¿Por qué crear si nadie lo verá? Borges y el sentido
de la obra
Texto argumentativo de
Agustina Carrazzoni
¿Qué puede
llevar a un hombre, condenado a morir, a pedir más tiempo solo para terminar
una obra cuyo reconocimiento no será conocido por él? Esa es la pregunta que
plantea Borges en “El milagro secreto” y que, personalmente, me dejó pensando
por días. En un mundo donde todo parece urgente y visible, este cuento defiende
lo invisible: el pensamiento, la creación interior, el valor de lo que no necesita
ser mostrado para tener sentido.
Borges plantea una de sus más profundas reflexiones
sobre el tiempo, la creación y la divinidad, condensadas en la escena en la que
Jaromir Hladik se encuentra con Dios en un mapa de la India. Sin embargo,
podemos llegar a la idea de que no está hablando simplemente de geografía. La India,
como señala Ana María Barrenechea[1], representa
“una metáfora del universo”. Es un símbolo de lo vasto, de lo que no se puede
abarcar. En ese sentido, el mapa no es solo un objeto, sino una representación
de lo absoluto, y encontrar a Dios ahí sugiere que el saber total puede estar
contenido en algo aparentemente simple. De hecho, cabe destacar que este no
aparece aislado, sino que forma parte de un atlas[2],
lo cual refuerza la idea de que lo divino puede revelarse en un objeto humano
destinado a organizar y contener el conocimiento del mundo. En este punto, el atlas funciona también como
un punto de fuga[3]:
un lugar donde todas las líneas del conocimiento convergen, orientando la
mirada hacia un horizonte donde lo humano y lo divino se
cruzan. El autor
logra mezclar de manera magnifica lo concreto con lo abstracto, lo real con lo
simbólico.
A su vez, el encuentro con Dios no
ocurre en el mundo físico, sino en el territorio del sueño, lo que refuerza la
idea borgiana de que la realidad es tan moldeable como la ficción. Hladik,
enfrentado a la inminencia de su muerte, no pide salvación ni justicia, sino tiempo para completar su obra. Y no lo
pide por el ego, sino porque siente que en ella se juega el sentido de su
existencia. ¿Acaso no es ese el deseo íntimo de todo creador? Borges plantea
esto como una analogía entre el hombre y el Hacedor: ambos crean mundos. La
diferencia es que uno lo hace con palabras, y el otro con realidades. Pero en
el fondo, ambos persiguen la forma perfecta.
En este cuento se propone que la mente,
en su capacidad de crear, puede romper las leyes del tiempo. Y esa idea resulta
profundamente alucinante. ¿No es también un milagro que un pensamiento pueda
completarse en un instante, aunque el cuerpo esté detenido? Yo creo que lo
milagroso no radica en un evento sobrenatural visible, sino en un milagro secreto, personal e interno:
el tiempo detenido para que el pensamiento del autor pueda concluir su
creación. En ese espacio invisible, Dios (como símbolo del conocimiento total) le
otorga a Hladik una eternidad subjetiva. Borges así subvierte la noción
tradicional del milagro de la cual hablamos: no es el cambio de lo físico, sino
el poder de la mente, de la imaginación para transformar la realidad.
El mapa de la India, entonces, no es
sólo un escenario exótico; es un símbolo de la totalidad y del caos revelado,
un reflejo del universo como texto que contiene todas las formas posibles.
"El milagro secreto" nos
recuerda que la verdadera eternidad se encuentra en la mente del creador, y que
en ese instante suspendido, el arte puede vencer incluso al tiempo. Borges nos
invita a ver la creación artística como un reflejo de la creación divina, para
él, escribir es un acto sagrado. Hladik, al completar su obra en el
pensamiento, se convierte en capaz de construir su mundo a pesar del límite de
la muerte.
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